Participación política, grupos y movimientos
La actividad política se caracteriza por relaciones que se producen de formas, modos, frecuencias e intensidades distintas entre individuos, grupos, asociaciones e instituciones. Estas relaciones se clasifican y analizan fundamentalmente dentro de la categoría de participación política. El concepto, sus procesos y sus diversas modalidades han adquirido una importancia central en la política principalmente por las demandas de democratización que afectan que afectan los distintos ámbitos de lo político.
Las definiciones de participación son abundantes, pero a través de una complicada operación es posible proponer una definición de participación política que diga así: “la participación política es aquel conjunto de actos y de actitudes dirigidos a influir de manera más o menos directa y más o menos legal sobre las decisiones de los detentadores del poder en el sistema político o en cada una de las organizaciones políticas, así como en su misma elección, con vistas a conservar o modificar la estructura del sistema de intereses dominantes”. Identificándose así una modalidad de participación visible que se expresa en comportamientos. Y una participación invisible, casi una contradicción con lo expuesto anteriormente, la que se define como: la presencia de un público, de una opinión pública, interesada en la política e informada sobre sus actividades que, sin embargo, por distintos motivos, entre ellos la satisfacción por la marcha de las cosas o la escasa confianza en sus en sus propias capacidades no se activa a participar casi nunca de manera continua. El tema es que ese público posee la capacidad de participar y podría hacerlo al entrar al terreno de la participación política influyendo sobre las opciones y las decisiones, situación que sin duda contribuiría al fortalecimiento de los sistemas políticos democráticos.
Las maneras como se seleccionan los que van a decidir y como se influye en las decisiones difieren considerablemente, según los sistemas y las organizaciones políticas. Sin embargo en todo sistema y en cualquier momento histórico se pueden distinguir tres modalidades o conjuntos de modalidades:
a. Las reconocidas por las normas y los procedimientos vigentes: Legales a todo efecto.
b. Las no reconocidas, pero aceptables y aceptadas: Con importantes variantes y amplios espacios de oscilación
c. Las no reconocidas y que desafían las bases mismas del sistema y de su organización: Con diferentes grados de ilegalidad o extra-legalidad.
Los sistemas políticos muestran significativas diferencias en cuanto a su capacidad para absorber nuevas formas de participación, principalmente respecto a sus nuevas demandas, nuevos contenidos y nuevos sujetos.
Por ultimo, mientras existan esas actividades y actitudes en la participación política, esta se puede analizar mejor dentro de la categoría de actividades y de actitudes, de estímulos y recursos que tienen como referente a cada individuo, para después especificas los orígenes de esas actividades y actitudes, en torno a sus motivaciones, objetivos y consecuencias. No se trata de tomar una perspectiva individualista en la política de masas, sino de partir del individuo para explicar mejor los procesos de formación de los grupos y de actividades a través de ellos.
La participación como un proceso complejo
La participación política es a la vez un fenómeno antiguo y un fenómeno reciente. Antiguo en cuanto que desde que se puede hablar de política como actividades existe la participación política. Y como fenómeno reciente porque esta estrechamente relacionado, en su sentido fuerte, a significativos cambios socioeconómicos y de la naturaleza de las comunidades políticas.
Experiencias como la participación política que se daba en las ciudades-estado en la antigua Grecia, están claramente relacionadas también a la participación. Otras formas de organización del poder político en el mundo occidental como el absolutismo y en el mundo oriental como el despotismo, durante mucho tiempo no dejaron ningún espacio a la participación política. Solo con la aparición de las formas modernas del Estado en el mundo occidental y sobre todo con las intenciones de democratización interna, es cuando se puede volver a hablar legítimamente de participación política. Así pues, aunque se pueda afirmar que siempre ha habido participación política, parece correcto afirmar que el fenómeno de la participación política ha tomado sus características más especificas tras la formación de los Estados nacionales, en concordancia con las presiones de democratización y cambios socio-económicos.
Es cierto que, como mencionan los autores más atentos, la participación electoral es solo una de las modalidades posibles de participación política, pero también es cierto que en los regimenes democráticos sus consecuencias son inmediatas y significativas, en términos de influencia sobre la seleccion de los gobernantes, como también sobre el tipo de políticas que se llevarán a cabo. También es verdad que pueden haber modalidades de participación política externas, extrañas y no relacionadas con el comportamiento electoral en regimenes no democráticos y no competitivos, habitualmente definidas como anómalas, las manifestaciones violentas, las huelgas salvajes, todas ellas también posibles en los regimenes democráticos-competitivos. Pero la posibilidad de ejercer el voto, hacen del comportamiento electoral un elemento central en los procesos de participación política.
Si relacionamos correctamente el proceso de democratización con el fenómeno de la participación política, la mejor conceptualización la podemos encontrar en Rokkan. Estudioso noruego que distingue 4 umbrales institucionales muy interesantes de exponer:
I. Legitimación: ¿Desde que momento en las historia de la formación del Estado y de la construcción de la nación se reconoce el derecho de petición, critica, manifestación, derechos de reunión, expresión imprenta y dentro de que limites?
II. Incorporación: ¿Cuánto tiempo pasó para que a los seguidores de estos movimientos de oposición se les fueran concebidos los derechos formales de participación en la elección de los representantes?
III. Representación: ¿Cómo eran de altas las barreras que impedían la representación de los nuevos movimientos y cuando y que manera se rebajaron, haciendo fácil el acceso a los escaños en la asamblea legislativa?
IV. Poder ejecutivo: ¿Hasta que punto eran inmunes a las presiones del legislativo los órganos ejecutivos y cuanto tiempo fue necesario para que la fuerza parlamentaria pudiera transformarse en influencia directa sobre el proceso de toma de decisiones del ejecutivo?
Este proceso de democratización con frecuencia largo, laborioso y a veces conflictivo, se caracteriza y esta acompañado por la ampliación de las oportunidades, las instancias, los niveles de participación, el número de participantes y por la influencia sobre los detentadores del poder y sobre sus decisiones.
Ello provoca la entrada de la Movilización social al estudio de la participación política, que según Kart Deutsch, se presenta por las siguientes características:
- Migración campo-cuidad
- Desplazamiento del sector agrícola al sector industrial y luego al sector terciario
- Aumento de la población y cambio en su composición
- Crecimiento de la alfabetización
- Mayor cobertura de los hechos de los medio de comunicación de masas.
Sucesos que influyeron a participar a las personas en los procesos y decisiones que le afectan mas de cerca, produciéndose una ampliación de la esfera política, proceso que podría definirse como participación política, cuando es espontáneo, autónomo y sobre todo cuando nace desde abajo, de los propios ciudadanos y tiende a influir en las decisiones de los detentadores del poder. Por el contrario se define Movilización, cuando es inducido, cuando refleja el intento de alguno de los detentadores del poder de organizar, con los instrumentos a su disposición. Sin embargo es necesario añadir que la movilización social muchas veces proporciona las condiciones previas para la participación. No obstante puede que en momentos se pueda dar un proceso de desmovilización, que es cuando algunos grupos sociales se oponen a la movilización de otros aunque sea legítima.
Finalmente cabe recalcar que si los individuos y grupos consiguen los recursos no solo económicos, sino también jurídicos y políticos, y si el Estado interviene en el sistema socio-económico, entonces son muy elevadas las probabilidades de que surjan fuertes impulsos de participación política, así como estructuras capaces de canalizarla y orientarla eficazmente. No existiendo, una vez activada, a pesar de todos los esfuerzos, la posibilidad de apagarla del todo.
Un proceso con varias fases
Identificado el aumento de los derechos y los recursos de los ciudadanos, como también el aumento de los papeles y tareas del aparato político-administrativo, no se puede desarrollar por completo el proceso de participación si es que los individuos y los grupos consideran irrelevante para sus propios destinos personales y colectivos la actividad de los que toman las decisiones. Mientras ningún empresario político genere el consenso o el disenso, respecto a las decisiones tomadas o por tomar, mientras sea imposible construir y utilizar canales de acceso a la esfera política, los individuos y los grupos no politizarán sus propias demandas y por tal la participación será baja o nula. Cuando, en cambio, crezca el conocimiento de que otros individuos y grupos influyen y a veces conforman destinos personales y colectivos, se asignan recursos y apropian de oportunidades, y surjan empresarios políticos (partidos y sindicatos), capaces de crear gracias a sus esfuerzos los canales de acceso y de influencia política, las demandas se politizarán y en consecuencia la tasa de participación crecerá.
Sin duda hay factores que hacen que algunos individuos tengan una mayor tasa de politización que otros, sistemas políticos con tasas de politización en conjunto más altas que otros, más empresarios políticos que otros, etc. La explicación de ello se debe principalmente a un conjunto de factores que derivan de la cultura y la estructura política del sistema que nos permitan una mejor comprensión del sistema socio-político y también de la participación
Entre los factores que influyen en la tendencia de los individuos y grupos a participar, podemos encontrar:
· Antiguas experiencias de participación que hayan tenido éxito en sus demandas y que por lo tanto incrementa la inclinación a participar
· Si es que se han derrocado y reemplazado detentadores del poder sensibles o poco receptivos a las demandas, producto de una participación hostil.
· Por ultimo, si es que la misma participación no ha generado éxito inmediato y concreto, sino una comunidad de intenciones y sentimientos de colaboración y de identidad, entonces se verá incentivada la posterior participación.
Desde ese punto de vista es fácil darse cuenta de las complejas consecuencias que puede llegar a producir la participación, desarrollándose esta en diferentes planos (individuos, grupos, detentadores del poder) y refiriéndose a temáticas distintas como la receptividad del sistema y la construcción y/o reforzamiento de identidades colectivas.
Modalidades de participación política
Casi todos los autores coinciden en que la participación electoral no es más que una de las modalidades de participación política y quizás ni siquiera la más importante, aunque probablemente la más difundida y la más universal, la que mas se practica entre sistemas políticos diferentes entre si.
El voto es un acto relativamente simple, sin embargo no se debe olvidar que el sufragio ha sido en la mayoría de los casos el resultado de importantes luchas entre los detentadores del poder y los desafiantes. Como también en muchísimos países su derecho nunca se ha concebido ni está asegurado, sino que con frecuencia sometido a abusos, fraudes y engaños. Donde es fácil darse cuenta que la participación electoral no está eficazmente tutelada.
De esta manera y ante el planteamiento correcto de la identificación de más ámbitos en donde se expresa y explica la participación política, vemos que sobresalen las figuras de las organizaciones como por ejemplo: los partidos políticos y los sindicatos, como también las otras múltiples organizaciones profesionales. La mayor parte de los autores sostiene que las organizaciones constituyen el instrumento principal de la participación política, aquella en la cual las desigualdades de estatus pueden colmarse, aquella gracias a la cual personas de condición socio-económica inferior pueden aspirar a reducir el desnivelen el acceso al poder político y en la distribución de los recursos. Organización que también puede demostrar el fenómeno que sucede en las sociedades, fenómeno que se caracteriza por: que los que tienen mayor nivel socio-económico son los que más participan y por tal los que más influyen. Entonces el punto crucial es que en estas organizaciones serán también los individuos con estatus socio-económico relativamente mas alto los que ocupen las posiciones de mayor importancia, resultando los participantes dotados con más recursos, más activos y por consiguiente más influyentes. Lo que equivale decir que se reproducen en las organizaciones algunos desequilibrios de influencia que encuentran sus raíces en desequilibrios de estatus preexistentes.
Pizzorno: “la conciencia de clase promueve la participación política y a su vez la participación política acrecienta la conciencia de clase”.
Otro aspecto indudable es que con el cambio de los tiempos de trabajo y de los tiempos de vida que ha experimentado el mundo juvenil y femenino, la propensión a la participación, aunque no en sus formas clásicas institucionalizadas ha aumentado. Es innegable que los intentos de cambio existen y que por tal la propensión a participar experimenta cambios de fondo y también la tendencia a retirarse de la esfera política por parte de algunos sectores participantes tradicionales.
Algunos de comportamientos mas generales de la participación son:
1.- Votar, 2.- empezar una discusión política, 3.- tratar de convencer a otro para que vote de una determinada manera o por un determinado candidato, 4.- tener contacto con algún dirigente político, 5.- dar dinero a un partido, 6.- participar en una campaña política, 7.- participar en comicios electorales, 8.- participar en una manifestación, 9.- participar en reuniones en donde se toman decisiones políticas, 10.- etc.
Y dentro de los comportamientos de participación no convencionales podemos encontrar:
1.- Adherirse a un boicot, 2.- negarse a pagar los impuestos, 3.- ocupar edificios o fabricas, 4.- participar en una huelga salvaje, 5.- bloquear el trafico con una manifestación callejera, etc.
La racionalidad de la participación política
El elemento instrumental, la persecución de un objetivo concreto, especifico, la elección de un determinado candidato, la victoria de su propio partido, a veces esta subordinado al elemento expresivo, es decir, la reafirmación de la propia pertenencia a una clase social, a un grupo étnico, a una comunidad cultural, a una asociación profesional. Participa no sólo con el fin de tomar parte, sino en algunos casos especialmente para sentirse parte.
Olson: “No es por lo demás verdad que la idea según la cual los grupos, actuarían en su propio interés derive lógicamente de la premisa de un comportamiento racional y motivado por el interés personal. A pesar de que la consecución de su objetivo de grupo pueda suponer una ventaja para todos los componentes del grupo, de ello no se desprende que tales individuos, aun cuando fueran todos racionales y motivados por su propio interés, actúen con la intención de alcanzar ese objetivo.
Hirschman sugiere tangencialmente un tema de especial interés: el de los llamados incentivos. En realidad, mientras pueda existir un impulso común y general a la participación política, sólo podrá darse una participación mantenida y constante dentro de las distintas organizaciones políticas (lo que esencial para el buen funcionamiento de las organizaciones) si las organizaciones en cuestión son capaces de recurrir a incentivos selectivos, dirigidos a movilizar de manera diferenciada a sus también diferenciados afiliados. Los incentivos serán utilizados por las distintas organizaciones de manera selectiva, bien según sus disponibilidades o bien según el tipo de afiliados a que hay q motivar para que participen.
Finalmente es importante mencionar que la política moderna esta hecha de y por organizaciones. Y por lo tanto ningún análisis de la participación política puede prescindir de ellas. Así los individuos mediante agregación política, grupos de intereses y movimientos colectivos, que manifiestan distintas formas de participación política, tratan de influir sobre las decisiones y los que deciden, sobre las opciones que se ofrecen y sobre la selección de los candidatos.
Ámbitos de la participación política: Los grupos
Bentley centró su atención sobre el aspecto informal de la política más que sobre las normas abstractas, así señaló una perspectiva desde la cual contemplar los fenómenos políticos.
Donde mayormente se han visto los resultados de esta perspectiva de Bentley es en el ambiente Anglosajón y, más específicamente, en el país de Estados Unidos. Los estudios anglosajones han señalado como los grupos y su competencia son elementos esenciales para la manifestación y el mantenimiento de la democracia.
Bentley, ha aportado a la identificación y clasificación de los grupos, pero además a la profundización de sus modalidades de acción.
Según Gabriel Almond y Bingham Powell, existen 4 formas de comunicar preferencias y demandas a los detentadores del poder:
1-Grupos de interés anómicos; con intereses nuevos, también cuando los detentadores del poder han eludido las demandas. Estos grupos pueden verse incluso envueltos en actos de violencia.
2-Grupos de interés no asociativos; tienen sus bases en la estirpe, la religión y/o la parentela.
3-Grupos de interés institucionalizados; estos crecen y adquieren mayor importancia, mientras más consolidad sea la estructura de la esfera política. Ejemplos: Instituciones militares, de justicia.
4-Grupos de interés asociativos; en estos tipos de grupos se incluyen casos como los sindicatos ó asociaciones de profesionales (profesores, médicos, etc.), representan intereses explícitos de un grupo en particular.
Las modalidades de acción, son definidas por David Truman y estas serían:
1-Modalidad Clásica; permite el paso de ser un grupo reunido, a un grupo que trata de influir sobre las opciones políticas.
2-Lobby; reservado para los grupos que se activan políticamente.
Los 6 tipos de relaciones según Rose:
1- Armonía entre demandas y normas culturales;
2- Aumento gradual de apoyo por valores políticos hacia las demandas generadas;
3- Negociaciones con apoyo fluctuante por parte de las normas culturales;
4- Promoción frente a la indiferencia cultural;
5- Promoción hacia los cambios de las tendencias culturales y
6- Conflicto entre los valores culturales y los objetivos buscados por los grupos de presión.
Los grupos de presión tendrán que analizar el tipo de sociedad en el cual están insertos, maximizar sus oportunidades de acuerdo a los recursos y canales de comunicación a los que tenga más fácil acceso y tendrá también que identificar en que nivel político se toman las decisiones que según sus intereses les puedan afectar (ejecutivo, legislativo, judicial).
Cuando Rose habla de recursos, se refiere a la dimensión; la representatividad; el dinero; la calidad y la amplitud de los conocimientos; la ubicación en el proceso productivo. El éxito de un grupo de presión se puede ver favorecido además por el origen de sus integrantes y sobretodo de sus dirigentes.
Dentro del triángulo que puede formarse en el proceso de toma de decisiones (Políticos, grupos de presión, ciudadanos), existe en la actualidad una fuerte necesidad por los conocimientos técnicos, pero para que estos conocimientos no solo influyan, se necesita transparencia, la cual se puede lograr si todos los intereses tienen la posibilidad de movilizarse en cada una de las fases del proceso de la toma de decisión.
En muchos casos, existen grupos de presión que pueden no contar con los recursos antes mencionados, pero al tener una ubicación estratégica, tienen la posibilidad de ejercer fuerza. Como ejemplo se pueden dar los controladores de vuelo que pueden paralizar el tráfico aéreo de un aeropuerto, los obreros de limpieza urbana que pueden convertir en invisible una ciudad. El problema de esta forma es que tiene muchas repercusiones negativas que inciden sobre la fuerza y mayoritariamente sobre la legitimidad de acción de estos grupos.
Las reacciones prácticas y teóricas han sido más duras precisamente en los dos contextos anglosajones (Gran Bretaña y Estados Unidos). El ataque práctico ha afectado principalmente a los sindicatos y a los grupos formados en torno a la distribución de beneficios asistenciales, del estado de bienestar. En el caso teórico, las reacciones han sido de dos tipos:
a) Neoconservadora; que entiende a estos grupos como un diafragma entre la ciudadanía y los gobernantes, como un obstáculo a la realización del bien común.
b) ventaja para la realización de fines precisamente particulares.
Estas críticas se han vuelto teoría gracias mayoritariamente a Mancur Olson. Olson ha formulado una teoría de la política y del cambio social que intenta dar cuenta del Auge y decadencia de las naciones partiendo de las capacidades y oportunidades de organización de los grupos.
Olson también afirma que la acumulación de coaliciones con fines distributivos incrementa la complejidad de regulación, el papel del estado y la complejidad de los acuerdos y, modifica la dirección de la evolución social.
Phillippe Schmitter ha llegado a establecer un modelo de relaciones entre organizaciones y Estado que ha definido como neocorporativismo. Esta teoría se ha dirigido a comprender la realización de políticas públicas en países gobernados por partidos progresistas y a explicar las relaciones entre el partido de gobierno, los sindicatos y las asociaciones empresariales.
Si bien la perspectiva Olsoniana y la de Schmitter son muy diferentes, las dos hacen referencia a la creación de equilibrios consolidados y por tanto a las modalidades institucionalizadas de la política de los grupos, con implicaciones y consecuencias importantes sobre las normas de participación política.
Ámbitos de la participación política: Los movimientos colectivos
En este tema, tanto los autores clásicos como los contemporáneos existen numerosos dilemas de interpretación. Estos dilemas están en los componentes psicológicos ó sociológicos, definir la normalidad y la excepcionalidad, entre otros. Pese a las diferencias se pueden distinguir cuatro posturas, cada una de ellas ligadas a un estudioso.
1ª Postura: Neil Smelser
Colocándose en el análisis estructural funcional de Talcott Parsons, su posición se sintetiza así: <
Smelser, considera a los movimientos y comportamientos colectivos como el producto exclusivo de tensiones y disfunciones sociales, como si la sociedad debiera interpretarse como algo estable y ordenado. Por lo tanto, plantea que debiese haber un mejor control social debido al comportamiento irracional de los participantes de estos grupos y porque además, los desafíos de estos movimientos colectivos se consideran como elementos negativos. Esta es la teoría del comportamiento colectivo de Smelser.
Tomando como punto de partida las visiones de Weber y Durkheim, el sociólogo italiano contrapone estado naciente al <
Alberoni acertadamente subraya la aparición del estado naciente como una modalidad concreta de la transformación social.
Alberoni continúa además con la identificación y especificación de cuándo surgen los movimientos sociales, quién forma parte de ellos, el cómo y el porqué.
Alberoni dice: <
¿Quién se moviliza en primer lugar? La tesis dominante entre los teóricos, veía a los marginados y en los alineados al sistema, los más dispuestos a rebelarse contra el orden social. Toda una serie de investigaciones recientes, en cambio, demuestra que los marginados carecen de los recursos para lanzar un movimiento colectivo.
Las bases de esta teoría son los tres principios de identidad, oposición y de totalidad.
Identidad: El actor se identifica a si mismo, se caracteriza respecto a ellos en medio de un conflicto que le enfrenta a ellos en el campo de la acción social.
Oposición: <
Totalidad: El sistema de acción histórica cuyo dominio se disputan los adversarios situados en la doble dialéctica de las clases. Cuanto más importante son los movimientos sociales tanto más valido es el principio de totalidad.
Esta es una (casi) teoría, Tilly formula su explicación a partir de la existencia en todas las sociedades de un desequilibrio en la distribución del poder. También entra en juego la organización, que sería el conocimiento de una identidad común y de un tejido conexivo entre los distintos individuos que componen un grupo. Se entiende como un elemento dinámico que puede incrementar la identidad y reforzar el tejido conexivo, cuando los disminuye, se entiende la desorganización.
La casi teoría de Tilly, al estar ligada a la investigación empírica, permite descubrir cómo a partir del simple compartir de intereses, se puede llegar a la acción colectiva.
Probablemente la clasificación de movimientos más clara sea la propuesta por Alberto Melucci, que distingue entre movimientos reivindicativos, movimientos políticos y movimientos de clase, según los objetivos de sus dirigentes y de sus participantes.
Movimientos reivindicativos: Imponer cambios a las normas; en los roles y en los procedimientos de asignación de los recursos socioeconómicos.
Movimientos políticos: Incidir sobre las modalidades de acceso a los canales de participación política y modificar las relaciones de fuerza.
Movimientos de clase: Volcar el ordenamiento social, transformar el modo de producción y las relaciones de clase.
Según como responda el estado a todos estos movimientos, estos pueden ir modificándose o ampliando sus demandas.
Tarrow, se propone identificar la conexión entre la protesta social y las respuestas sistémicas, buscando una posible relación entre los ciclos de protesta y los ciclos de reforma. Incluso después de esto, seguirán planteados los problemas relativos a las transformaciones internas de los movimientos durante la fase de confrontación con las instituciones y sobre todo a las distintas oportunidades y formas de participación que los diversos movimientos ofrecen a sus miembros.
En síntesis, todos los autores subrayan que los movimientos son un camino de participación política influyente y representan una de las maneras modernas de influir sobre las políticas y los detentadores del poder, sobretodo como se eligen y como actúan.
Las consecuencias de la participación política
Los análisis de la participación política han considerado con preferencia las motivaciones de la participación, el problema es que hasta los estudiosos más complejos no han querido ir más lejos del compromiso, todo lo más de naturaleza psicológica, de la disponibilidad, pero sin llegar al ejercicio real de esas formas no convencionales, or lo tanto el lado output, tanto para los individuos como para el sistema, sigue estando sustancialmente en sombras.
¿Qué queda para el sistema político? Pizzorno da una definición de participación política: <
La bibliografía existente permite elaborar dos grupos de consideraciones:
1er Grupo: Se refiere a las consecuencias de la participación desde el punto de vista de las preferencias políticas que se comunican. Como se sabe existen diferencias con frecuencias muy significativas en términos socioeconómicos, entre los ciudadanos activos y los menos activos. Por lo tanto hay diferencias en los tipos de problemas que enfrentan, pero ahí, los ciudadanos más activos influirán tanto en la comunicación de las preferencias como sobre la elección de los líderes de manera que crean una distorsión. Como muestran claramente Nie y Verba, <
Una manera de reducir estas diferencias consiste en contextos institucionales, en presencia de organizaciones, especialmente partidos ó sindicatos que se preocupen de movilizar a individuos de estatus socio-económico inferior.
Kim, colaborando con Verba y Nie subrayan que, la existencia de organizaciones dedicadas a la movilización de las clases populares tiene un efecto de reducción sobre el desnivel de participación política. Estos tres autores sugieren también de que <
2° Grupo: Se refiere a la influencia de la participación política sobre la receptividad de los líderes y sobre la igualdad política entre los ciudadanos. Nie y Verba han llegado a la conclusión de que los líderes son de verdad más receptivos en las comunidades con alta participación política, pero son menos receptivos en aquellas con participación política limitada, pero no bajísimas; ahí, se acaba por ser receptivos a las preferencias de los pocos que participan en detrimento de los muchos no activos.
Finalizando, el incremento de la participación política se ha traducido por un lado en un crecimiento y una difusión de los instrumentos de participación política. La proliferación de los grupos y la explosión de los movimientos han creado nuevas instancias y han ampliado las oportunidades de participación, movilizando, con grandes diferencias en cada caso, a nuevos participantes. También ha contribuido mucho la expansión de las comunicaciones de masas.
Hoy, los individuos pueden participar mucho más que en el pasado, pero esto no supone que se hayan borrado las diferencias tradicionales en términos de nivel de participación o que la participación lleve necesariamente a una mayor igualdad. Solo con determinadas condiciones organizativas, la participación política conduce a una mayor igualdad o por lo menos impide el crecimiento de las desigualdades. Esto explicaría la insatisfacción que se presenta tanto en el que participa como en el que no. Lo que cabe recordar, es que los intereses de los que no participan, no serán defendidos por aquellos que participan.
Por Adrián Escobar
Excelente!!! Me ha servido tanto en mis clases de ciencia politica
ResponderEliminarexcelente lo necesitaba para rendir un parcial de cs poli
ResponderEliminarExelente necesitaba resumir del libro de Pasquino,era lo que queria
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